CERVECEROS ARGENTINOS PROMUEVE EL CONSUMO RESPONSABLE CON MURALES

4 octubre, 2018 in Consumo Responsable, General

Por cuarto año consecutivo, Cerveceros Argentinos lanzó una campaña de consumo responsable en alianza con las principales cervecerías del país.

En ciudades como Buenos Aires, Quilmes, Zárate, Mendoza, Santa Fe, Corrientes, Tucumán y Córdoba, decenas de artistas y voluntarios salieron a las calles para plasmar un mensaje de consumo responsable en las calles de Argentina.

“Tenemos que aportar, como industria, nuestro grano de arena y generar un cambio de hábito positivo, que la gente tome cero alcohol al momento de conducir, hay un montón de figuras que podemos usar, como la del conductor designado o elegir medios de transporte alternativo cuando uno decide tomar”, justificó Alejandro Berlingeri, Director Ejecutivo de Cerveceros Argentinos.

#IngredientesCerveceros: ¿Cuál es el papel de la malta en la cerveza?

29 septiembre, 2018 in Cerveza y Cultura

Todo cervecero que se respete, sabe que levadura, lúpulo, agua y malta, son los principales ingredientes de la cerveza, pero no todos saben la función que tiene cada uno en la elaboración de esta bebida, por esa razón, hoy te contamos qué es la malta y cuál es el su papel en la preparación de la cerveza.

La malta es el resultado de un proceso aplicado a los granos de cereal, cuando se hacen germinar sumergiéndolos en agua y secándolos o tostándolos mediante aire caliente.

Estos granos malteados proveen los azúcares que fermenta la levadura para crear alcohol, además, son la fuente primaria del color de la cerveza y contribuyen en gran medida a su sabor y a la sensación en la boca. La malta más común es la de granos de cebada, aunque también existe la de trigo, la de centeno y la de avena.

Finalmente, existen cuatro categorías de maltas cerveceras:

1.- Las maltas base, las cuales reciben el menor secado. Son las más ligeras y constituyen el grueso de cualquier receta.

2.- Las maltas cristal o caramelo, que están hechas permitiendo que las enzimas en el grano conviertan los carbohidratos complejos en azúcares simples antes del tostado.

3.- Las maltas tostadas, en un gran rango de colores y sabores.

4.- Las maltas asadas, horneadas a altas temperaturas hasta que obtienen un color marrón oscuro o, incluso, negro.

Panamá Light tiene nueva imagen

20 septiembre, 2018 in La Cerveza en Latinoamérica

La primera cerveza del país centroamericano será relanzada con un nuevo diseño moderno, alegre, y diferenciador, que represente al ciudadano panameño actual.

El nuevo diseño incluye una tipografía en posición vertical que es distintiva e innovadora. Acompañada por un escudo renovado que es el emblema de la marca, que representa la unidad entre los amigos. Un escudo con diferentes tonalidades de azules, que representan una receta mejorada, con un sabor suave, ligero y refrescante, y el color dorado intenso refleja la calidad de oro que hay en cada cerveza Panamá Light, elaborada siempre, con orgullo y pasión.

“En un mercado tan cambiante como el nuestro, es importante mantenerse vigente y a la vanguardia, por eso, estuvimos meses trabajando con los mejores para afinar un diseño ganador, que fue escogido por más de dos mil consumidores.”, afirmó Natalia Velásquez, Gerente de Marca de Cervecerías Barú.

Heineken obtiene resultados del uso de nuevas tecnologías agrícolas en México

19 septiembre, 2018 in Cerveza y Medio Ambiente

El proyecto ecosustentable de la cervecera, que contempla nuevas tecnologías de siembra, riego y recolección de insumos, ya arrojó sus primeros números.

En las primeras 35 hectáreas que formaron parte de este plan hubo un ahorro de agua del 55%, un incremento en el rendimiento de la cebada de 14% y una disminución en costos de producción de 13%.

Con esto se da continuidad a la meta de incrementar la siembra en el estado de Guanajuato, pero con un ahorro exponencial de agua y una mejora en la calidad de las tierras para los agricultores.

Así, para el 2020 se podría alcanzar el siguiente objetivo, que es que el 90% de los granos de cebada que ocupe Heineken en el mundo, provengan de México y sean cultivados y cosechados con pleno respeto al medio ambiente, tal y como lo mencionó hace unos meses Alberto Maynez, gerente de Abastecimiento para Materiales Directos de Heineken México.

¿CUÁNTOS TIPOS DE CERVEZA EXISTEN?

2 septiembre, 2018 in Cerveza y Cultura

Se dice que existen tantas variedades de cerveza como cerveceros, pero aquí te decimos cuál es la forma más común de clasificar esta bebida milenaria.

Las cerveza puede ser de dos tipos o “familias”:

DE BAJA FERMENTACIÓN

También conocidas como Lager, se fermentan a temperaturas bajas, de 0º a 4º, y suelen ser ligeras, refrescantes, espumosas, suaves y de color claro, aunque también pueden ser oscuras.

Estos son los estilos más famosos que pertenecen a las Lager: Pilsner, uno de los más populares del mundo; Vienna, que generalmente tiene un color ambar y cierto dulzor característico, y Munich, que tiene un tono más oscuro y un sabor a malta tostada.

Dentro de este tipo de cervezas también están las Bock, Witbier, Hefeweizen, Steam, Rauchbier, etc.

DE ALTA FERMENTACIÓN

Estas cervezas también son conocidas como Ale y se fermentan a temperaturas superiores a las anteriores, hasta 24º. Son muy aromáticas, con cuerpo y tienen un sabor muy marcado.

Los estilos más famosos que se fermentan a altas temperaturas son: India Pale Ale, que tiene un alto nivel de lúpulo y cierto amargor característico; Porter, ligera pero con maltas tostadas, y Stout, una cerveza cremosa, con un toque de amargor y acidez.

Para la próxima ya lo sabes: la cerveza no se clasifica entre clara u oscura, sino entre Lager y Ale.

El nuevo desafío de la industria en la promoción del consumo responsable de alcohol

10 agosto, 2018 in Consumo Responsable

Por: Mateo Lesizza

Proponiendo a los gerentes el desarrollo de nuevas capacidades

Desde hace años la industria de bebidas alcohólicas, compuesta por fabricantes, distribuidores y minoristas, enfrenta el reto estratégico de posicionarse como un agente capaz de balancear su potencial para generar valor económico con el cumplimiento de las necesidades de la sociedad en materia de salud pública. Actualmente no cabe duda de que la industria del alcohol contribuye a la sociedad en varios aspectos, incluida la generación de empleo, utilidades a distintos agentes económicos e ingresos fiscales en distintas instancias públicas, y cuando el consumo de alcohol es responsable, también puede contribuir a la salud física y psicológica de los individuos. Sin embargo, el consumo nocivo de alcohol crea muchas cargas sociales y económicas que podrían exceder los beneficios derivados de la producción y comercialización del alcohol.

Debido a los efectos negativos del consumo nocivo, la industria se enfrenta a un entorno externo, cada vez más hostil, que obliga a sus participantes a adoptar las practicas orientadas a promover el consumo responsable como una parte integral de su estrategia comercial. En este sentido, un diálogo abierto y una agenda de cooperación entre legisladores y miembros de la industria de bebidas alcohólicas puede ser (y en algunos países ya lo es) parte de un mecanismo eficaz de política pública-privada destinado a combatir los daños causados ​​por el consumo nocivo de alcohol. Sin embargo, la lucha contra el consumo nocivo y la promoción del consumo responsable es un tema que involucra a una gran variedad de grupos de interés que, aunque manifiestan un objetivo común, muchas veces presentan posturas radicalmente opuestas,  en ocasiones con atisbos de fanatismo, en donde algunos actores tienden a fomentar  la promoción de la salud pública mermando cualquier capacidad de generación de valor económico, mientras que otros, por el contrario, dan la impresión de querer primar el valor económico sin tener en cuenta las consecuencias a la salud pública. Ante este contexto, el papel de la industria del alcohol como parte de la solución del problema ha sido un tema de debate y, en muchos casos, ha generado reservas sobre las verdaderas motivaciones de sus miembros al crear iniciativas para promover el consumo responsable.

En un artículo publicado en el año 2016 en la prestigiosa revista científica “American Journal of Public Health”, investigadores académicos en temas de salud pública señalan que, después de realizar una revisión sistemática de 266 iniciativas orientadas al tema de “Drinking and Driving” listadas en la página web de la Alianza Internacional por el Consumo Responsable (IARD por sus siglas en inglés), pueden concluir que la mayoría de las iniciativas no reflejaban recomendaciones de salud pública y que sólo el 3% informaron evaluaciones con respecto a resultados de efectividad; sin embargo, señalan que los resultados de esas iniciativas no se evaluaron utilizando técnicas metodológicamente sólidas. En otro estudio publicado en el año 2018 en la también prestigiosa revista científica “European Journal of Public Health”, en el que los autores evaluaron sistemáticamente la evidencia suministrada en 21 artículos científicos realizados entre 1980 y 2017 sobre las iniciativas de responsabilidad social emprendidas por la industria del alcohol, los hallazgos sugieren que los fabricantes de alcohol no están tomando tan seriamente como deberían su compromiso público de luchar contra el consumo nocivo.   Adicionalmente, según la investigación, en lugar de lograr una reducción del consumo nocivo, muchas iniciativas podrían tener efectos opuestos. Asimismo, los autores sugieren que varias de las iniciativas promovidas aparentan enmarcar el problema del alcohol desde la perspectiva de la industria, pudiendo influir en la creación de políticas públicas sesgadas.

Por otra parte, resulta interesante que en la literatura especializada también se encuentran ejemplos que indican que, cuando se demuestra un compromiso real mediante la participación en iniciativas derivadas del debate entre múltiples públicos de interés, es posible considerar a los fabricantes de alcohol y otros miembros de la industria como una parte integral de la solución al problema del consumo nocivo de alcohol. Por ejemplo, en un libro publicado en 2015 por La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE por sus siglas en inglés) centrado en el análisis de políticas públicas relacionadas con el consumo de alcohol, los autores describen brevemente la iniciativa inglesa “Public Health Responsible Deal”, en donde agentes económicos como productores, distribuidores y minoristas, participan ejerciendo su influencia para combatir desafíos en materia de salud pública, entre ellos el consumo nocivo de alcohol, a través de la firma de acuerdos para alcanzar objetivos mutuamente negociados con entidades gubernamentales. Otro ejemplo citado en el documento de la OCDE proviene de Dinamarca, donde el gobierno estableció la campaña “Healthier life for all” en asociación con organizaciones del sector privado con el fin de abordar siete objetivos nacionales de salud, incluido el consumo nocivo de alcohol. En el dominio del alcohol, el programa danés trabaja para establecer iniciativas nacionales coordinadas entre distintos stakeholders para cambiar la cultura del consumo nocivo de alcohol.  Aunque la efectividad de ambos programas aún no ha sido evaluada científicamente, la OECD señala que, debido a la estructuración de los programas, combinando la acción de varias partes interesadas y el establecimiento de objetivos que consideran tanto la promoción de la salud pública como la generación de valor económico, los actores cuentan con los incentivos correctos para esforzarse en la obtención de resultados favorables.  Si bien los ejemplos citados indican una visión positiva acerca de la participación de la industria del alcohol en la creación y ejecución de políticas públicas, es importante señalar que, de las 240 páginas del libro publicado por la OECD, menos de 10 páginas están dedicadas al análisis de ejemplos de iniciativas público-privadas.

Ante la evidencia suministrada, el desafío para los gerentes en la industria del alcohol, a nivel táctico, queda más que claro, es necesario encontrar formas adecuadas de posicionarse ante los diseñadores de política públicas como un interlocutor confiable, tratando de reconciliar visiones que se suponen opuestas, pero que en realidad no lo son. De lo contrario, la industria del alcohol podría verse afectada por varias regulaciones más estrictas que dañarían su rentabilidad. La pregunta es, ¿cómo hacerlo?

Desde mi punto de vista, un enfoque práctico para enfrentar el desafío (mas no el único) consiste en crear en la industria del alcohol la capacidad de combinar las fortalezas propias derivadas de su dedicación a la producción y comercialización de bebidas alcohólicas con la nueva capacidad de hablar el lenguaje de los legisladores en materia de políticas públicas en el ámbito de la salud. Este concepto se basa en la idea de que los gerentes en la industria del alcohol son los actores más cercanos a los consumidores, y quienes además poseen la experiencia y las competencias de marketing para comunicar mensajes efectivamente, mientras que los formuladores de políticas públicas son especialistas que poseen experiencia en la promoción de la salud y el acceso incuestionable a investigadores capaces de proveer rigor científico a la evaluación de la información proveniente de la implementación de sus políticas. En consecuencia, para la industria es clave traducir su capacidad de aporte al idioma de los reguladores, específicamente en temas relativos a la promoción del consumo responsable, de esta forma podría ganar la legitimidad requerida para ser un actor proactivo en la propuesta de iniciativas.

Esto implica al menos dos cambios puntuales, el primero relacionado con el enfoque en investigación de mercados y presentación de los resultados de efectividad de las iniciativas tomadas por la industria, incorporando criterios científicos de evaluación y difusión, dando preponderancia al análisis del comportamiento del consumidor. El segundo, la actualización constante por parte de los gerentes en los tópicos discutidos en el debate llevado a cabo en el ámbito científico relativo al consumo responsable, con la esperanza de poder participar activamente en los mismos.

Siguiendo esta línea de pensamiento, en futuros artículos estaré comentando sobre estudios publicados en las principales revistas científicas en las áreas de políticas públicas y marketing relativos a la prevención del consumo nocivo y la promoción del consumo responsable de bebidas alcohólicas. Los artículos a publicar son el resultado de un proyecto de investigación doctoral en el que he invertido dos años y medio de estudio combinando una extensa revisión de la literatura académica con la ejecución de investigación científica práctica y mi perspectiva como un gerente de estrategia que trabaja para la industria del alcohol.

Mateo Lesizza es Doctor en Administración de Negocios; Gerente de Estrategia en Compañía Cervecera de Nicaragua; Profesor visitante de marketing y estrategia en diversas escuelas de negocios entre ellas INCAE Business School y Universidad Thomas Moore.

Fuentes:

Esser, M. B., Bao, J., Jernigan, D. H., & Hyder, A. A. (2016). Evaluation of the evidence base for the alcohol industry’s actions to reduce drink driving globally. American journal of public health, 106(4), 707-713.

Mialon, M., & McCambridge, J. (2018). Alcohol industry corporate social responsibility initiatives and harmful drinking: a systematic review. European journal of public health.

Sassi, F. (ed.) (2015), Tackling Harmful Alcohol Use: Economics and Public Health Policy, OECD Publishing, Paris,

Nota original en ingles: https://cerveceroslatinoamericanos.com/2018/08/09/the-new-industry-challenge-in-the-promotion-of-alcohol-responsible-drinking/

The new industry challenge in the promotion of alcohol responsible drinking

9 agosto, 2018 in General

By: Mateo Lesizza

Proposing new management capabilities creation

For years the alcoholic beverage industry, which comprises manufacturers, distributors, and retailers, faces the strategic challenge of positioning itself as an agent capable of balancing its potential to generate economic value with filling societal needs in the field of public health. There is no doubt that the alcohol industry contributes to the society in several aspects including employment generation, profit creation for economic agents, and tax revenues at different public instances, and, when alcohol is used responsibly, it may also contribute to individuals’ physical and psychological health. However, harmful alcohol consumption creates many social and economic burdens that might exceed the benefits derived from alcohol commercialization.

Because of the negative effects of alcohol harmful consumption, currently, the alcohol industry faces an increasing hostile external environment that forces its participants to seriously embrace responsible drinking practices as an integrative part of their core commercial strategy. In this regard, an open dialogue and cooperation between policymakers and the manufacturers of alcoholic beverages as well as incorporating the leading retailers and other related industries can be (and in some countries already is) part of an effective policy mechanism to combat the damages caused by the harmful consumption of alcohol. Nevertheless, tackling alcohol harmful consumption and promoting responsible drinking are issues that directly or indirectly involve a variety of stakeholders, which, although manifest a common goal, often present radically opposed positions. Thus, while some actors tend to encourage the promotion of public health without taking into account the destruction of the economic value, others, on the contrary, give the impression to prioritize the economic value at the expenses of public health. Consequently, the role of the alcohol industry as part of the solution has been a matter of debate and, in many cases, it has caused reservations about the real motivations from alcohol industry’s members in funding initiatives to promote responsible consumption.

In a systematic review of alcohol industry-related initiatives published in the prestigious  American Journal of Public Health in 2016, after analyzing 266 initiatives related to drinking and driving listed on the web page of the International Alliance For Responsible Drinking (IARD), authors concluded that the majority of the initiatives did not reflect public health recommendations and only 3% reported some evaluations regarding outcomes effectiveness; however, outcomes from those initiatives were not evaluated using methodologically sound techniques. In another study, published in the influential European Journal of Public Health in 2018, researchers assessed evidence from 21 peer-reviewed papers published between 1980 and 2017 regarding alcohol industry corporate social responsibility initiatives. The findings suggest that alcohol manufacturers are not taking their published commitment to avoid alcohol harmful consumption as seriously as they should. According to the investigation, instead of accomplishing harmful alcohol use reduction, many initiatives could result in opposite effects. In like manner, authors suggest that there is good evidence that corporate social initiatives are used to influence the framing of the nature of alcohol-related issues in line with industry interests.

Although the alcohol industry’s contribution to the reduction of harmful alcohol consumption has been questioned, it is interesting that there are also examples in the specialized literature indicating that, when a real commitment is demonstrated through participation in initiatives derived from discussion with multiple stakeholders, it is possible to consider alcohol manufacturers and other members in the alcohol industry as part of the solution. Case in point, in a book published by The Organization for Economic Co-operation and Development (OECD) in 2015, focused on analyzing alcohol-related policies, authors briefly describes the  “Public Health Responsible Deal” initiative implemented in England, where economic agents as producers, distributors, and retailers, participate in exerting their influence to combat health challenges, including alcohol harmful consumption, by signing agreements to strive for goals negotiated with the government.  Another example cited from the OECD comes from Denmark, where the government set the “Healthier life for all” campaign in partnership with private sector organizations in order to tackle several national health targets, including risky alcohol consumption. Even though the effectiveness of these programs has not yet been assessed, they are structured in a way that combines several actions from different stakeholders in the same direction, following goals designated by government interests considering also economic agents’ interests. According to the OECD, this alignment could increase the likelihood of obtaining positive results. Noticeably, nevertheless, is the fact that from the 240 book pages, less than 10 pages are devoted to examples of public-private’ initiatives.

Given the evidence, the new tactical challenge for managers in the alcohol industry is more than clear, it is necessary to find appropriate ways to position the industry as a reliable interlocutor to policymakers, trying to reconcile visions that are supposed to be opposite, but which are really not. Otherwise, the alcohol industry could be involved in new several stringent regulations that would harm its profitability. The question is how to do it.

From my point of view, a practical approach to face the challenge (but not the only one) is to create capabilities in the alcohol industry related to combining their own strengths derived from their focus on the production and marketing of alcoholic beverages with a new ability to speak the policymakers’ language. This concept is based on the idea that managers in the alcohol industry are consumers’ closest stakeholders and those who also possess the experience and marketing skills to communicate messages effectively, whereas policymakers are specialists having experience in the promotion of health and unquestionable access to researchers capable of providing scientific rigor to the evaluation of public policy interventions. Consequently, it is essential for the industry to translate its capacity to contribute into the language of the regulators, thus, the industry could gain the legitimacy required to be a proactive actor.

Speaking policymakers’ language implies at least two specific changes in the industry’s practices. The first is related to an evolution in the market research competencies as well as a switch in the way results from responsible drinking promotion initiatives are presented and disseminated, incorporating the analysis of consumer behaviors from a scientist perspective besides the traditional market perspective. The second implies a constant update by managers about the debates in the scientist arena in the domain of health promotion and marketing, this update not only would keep managers informed about what is at stake but also could hopefully involve the inclusion of industry’s members into the debate.

Following this line of thinking, in future articles, I will be commenting on studies published in the main scientific journals in the areas of public policies and marketing related to the prevention of harmful consumption and the promotion of the responsible consumption of alcoholic beverages. Articles to be published are the result of a doctoral research project in which I have invested two and a half years of study combining an extensive review of the academic literature with the execution of practical scientific research and my perspective as a strategy manager working for the alcohol industry.

Mateo Lesizza is Doctor of Business Administration; Manager of Strategy at Compañía Cervecera de Nicaragua; Visiting professor in Marketing and Strategy at several business schools, including INCAE Business School and Universidad Thomas Moore.

Fuentes:

Esser, M. B., Bao, J., Jernigan, D. H., & Hyder, A. A. (2016). Evaluation of the evidence base for the alcohol industry’s actions to reduce drink driving globally. American journal of public health, 106(4), 707-713.

Mialon, M., & McCambridge, J. (2018). Alcohol industry corporate social responsibility initiatives and harmful drinking: a systematic review. European journal of public health.

Sassi, F. (ed.) (2015), Tackling Harmful Alcohol Use: Economics and Public Health Policy, OECD Publishing, Paris.