Cultura cervecera

Aprender a apreciar esta bebida dorada y espumosa requiere del talento para distinguir sus variedades.

Diferenciaciones:

El tipo de fermentación define el sabor de esta bebida
La alta fermentación denota temperaturas cálidas y, en general, un añejamiento por menos tiempo que la baja fermentación. Estas cervezas tienden a ser ales, aunque pueden ser stouts o cervezas de trigo. Como regla general, esta clase de cerveza se caracteriza por ser frutosa y posiblemente dulce. Por su parte, la baja fermentación se ha apoderado del mercado, haciendo de las cervezas lager las más populares en el mundo. Estas se caracterizan por tener un sabor tostado y más seco.

El matiz

Pese a las difundidas creencias de que el color de la cerveza es esencial para determinar su sabor, la realidad es que esta relación entre el color y el sabor no es tan estricta. Una cerveza negra puede tener más cuerpo y un sabor más dinámico, o puede simplemente contener malta tostada para uso estético. El estímulo visual, después de todo, es una consideración que juega un papel importante en el regocijo humano. Pese a la naturaleza engañosa del color, es importante saber que, como regla general, las cervezas stouts jamás deben ser más claras que un marrón oscuro y que las pilsners no deben emerger del barril más oscuras que de un color dorado.

La aromatización del lúpulo

Este ingrediente es el responsable del amargor de la bebida y de gran parte de su aroma, el cual es difícil de caracterizar por su gama infinita y variada.

Perfeccionar el arte de disfrutar la cerveza

Como parte de la óptima experiencia gustativa de estas variedades, es importante la manera en la que la cerveza se sirve y su temperatura, la cual varía sutilmente y realza los perfumes. Con el tiempo, los cambios en los gustos de los consumidores y la masificación del producto se ha observado gran variación en cuanto a la temperatura en la que se sirve una cerveza, que va desde los 7º C hasta los -3º C. En los países tropicales el consumidor aprecia fundamentalmente el valor refrescante de la cerveza y la prefiere a muy bajas temperaturas. Esta tendencia se está imponiendo en el mundo en general. Pero lo cierto es que la nobleza del producto se adapta a los gustos de cada país o región, acompañando la libertad de degustación sin una referencia obligante más que el disfrute por parte de cada consumidor.

La manera en la que se vierte el líquido es de suma importancia y requiere de una mano hábil. La botella debe estar en una posición casi horizontal cuando se la comienza a servir, mientras que el vaso se debe inclinar levemente hacia un lado. Esto ayuda a mantener el dióxido de carbono y el sabor en el vaso. Cuando el líquido llega a la mitad del vaso, este último se debe enderezar, vertiendo la cerveza en el centro hasta que la espuma alcance la parte superior del vaso.

Se debe dejar suficiente espacio para que la espuma suba hasta el tope. La espuma es importante porque proporciona una tapa natural para mantener la carbonación y conservar la frescura por más tiempo. Una cerveza bien servida tendrá un color brillante y un aspecto espumoso, con una corona de espuma de 2 a 3 cm. Esta espuma debe ser fina y persistente de modo que se adhiera al vaso, lo que hará al producto más tentador y satisfactorio su consumo.

En muchos países optan por helar la copa o el vaso en el que se servirá la cerveza. Otros prefieren consumirla en jarras o directamente de la botella. Cada forma de servirla será tan buena como la satisfacción que dé al consumidor.