Existen muchos tipos de cerveza. Sin embargo, teniendo en cuenta el modo de fermentación, podemos distinguir tres categorías: fermentación baja, fermentación alta y fermentación espontánea.

Baja fermentación
Son cervezas generalmente claras (rubias), con algunos matices dorados oscuros, marcado sabor a lúpulo y refrescantes. Elaboradas con malta clara por el método de decocción. Para estas cervezas se utiliza levadura que actúa a baja temperatura (de 6 a 10ºC) y pasando de 8 a 10 días se depositan en el fondo de la cuba. La mayor parte de las cervezas que tomamos son de fermentación baja.

Alta fermentación
Generalmente elaborada con malta más oscura por el método de infusión. En este caso la levadura empieza a actuar (entre 14 a 20ºC) fermentando un máximo de 5 días. Reconocibles en general por su tono más oscuro.

Fermentación espontánea
Se elaboran dentro y en los alrededores de Bruselas únicamente. Son cervezas de trigo candeal compuestas de un 70% de malta y un 30% de trigo. No se les agrega levadura ya que la recibe por contacto con el aire ambiente, una microfauna natural existente en la cervecería da lugar a una fermentación espontánea, semejante a la del vino.

Entre las variedades clásicas de cerveza, los expertos distinguen diversos tipos en razón del lugar de origen, la elaboración y los ingredientes añadidos.

Ale: Es una cerveza de fermentación alta en caliente (de 15 a 25 grados), que proporciona al producto aromas afrutados y gran variedad de tonos y sabores. Destacan la “mild”, ligera, muy pálida, con bajo contenido alcohólico; la “bitter”, servida de barril, seca y lupulizada; la “pale ale”, traslúcida, de color bronce o rojo ambarino, entre otras.

Stout: Cervezas de fermentación alta, muy oscuras y cremosas. El término “stout” (robusto) define su carácter, con acusado aroma lupulizado y acidez afrutada.

Pilsner: Estrictamente hablando, pilsner es una cerveza rubia, lupulada y aromática de la ciudad Checa Bohemia de Plzen, donde se produjo originalmente este tipo de cerveza en 1842.

Lager: Cerveza de baja fermentación, guardada a una temperatura cercana a los cero grados durante dos meses. Una vez envasada, debe consumirse lo antes posible.