Este reporte fue publicado en línea el pasado 11 de mayo por la revista Addiction [1]y calificado como “la fuente de información más actualizada sobre consumo de alcohol, tabaco y drogas ilícitas y la carga de muerte y enfermedad” y subtitulado “El alcohol y el tabaco son, sin duda alguna, la mayor amenaza al bienestar humano de todas las drogas adictivas”.

Ya es costumbre que, en días previos a la realización de una Asamblea Mundial de la Salud, se publiquen artículos que muevan la opinión pública en contra de las bebidas alcohólicas principalmente. Desafortunadamente, muchas de las investigaciones divulgadas contienen información más apropiada para los círculos académicos y científicos que para los medios de comunicación masivos; los términos utilizados, así como los logros y las limitaciones de los estudios pueden ser interpretados de manera muy diferente en ambos ambientes.

Puntos clave:

  1. Aunque se titula como correspondiente a 2017, los datos son de 2015.
  2. La información se refiere a “población adulta” pero los datos corresponden a personas de 15 años o más.
  3. Todos los datos fueron obtenidos en línea, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Oficina de Naciones Unidas sobre Drogas y Crimen y del Institutefor Health Metrics and Evaluation(IHME)[2].
  4. La redacción del reporte coloca siempre al alcohol en primer lugar, aunque ocupe cuantitativamente un lugar más bajo con respecto otras sustancias; por ejemplo, el tabaco tiene un factor de riesgo de mortalidad de 110.7 por 100.000 muertes, mientras que el alcohol tiene un factor de 33.0/100.000 y, no obstante, el alcohol se menciona en primer lugar. Esto es constante a lo largo del Reporte.
  5. Se tienden a utilizar términos no usuales en publicaciones científicas enfatizando el mensaje sensacionalista que se desea comunicar; por ejemplo: “En 2015 el consumo de alcohol y tabaco, entre ellos, le costó a la población humana más de un cuarto de millardo [3]de años de vida ajustados por discapacidad…” [4].
  6. Los estimados de prevalencia de consumo de alcohol, tanto globales y regionales, se obtuvieron del Centre for Addiction and Mental Health (CAMH) de Canadá, un centro colaborador de la OMS; el Dr. Jurgen Rehm, connotado científico proponente de las políticas restrictivas del acceso a las bebidas alcohólicas y de los llamados “best buys” de las políticas públicas anti-alcohol, forma parte de este Centro y es uno de los autores de este Reporte.
  7. Los estimadosmodelados[5]de dependencia del alcohol, anfetaminas, cannabis, cocaína y opioides se obtuvieron del estudio de Carga Global de Enfermedad. Estos estimados se presentan en el Reporte tal como se obtuvieron de los documentos fuente, los autores no realizaron los cálculos.
  8. Con respecto al alcohol, los datos se tomaron del CAMH, el cual “estimó” que la población “adulta” consumió 6.42 litros de alcohol puro per capita en 2015 y que 18% de dicha población adulta reportóconsumo episódico intenso en los últimos 30 días (40% de los adultos consumidores de alcohol). Esta redacción induce a pensar que la población adulta mundial, individualmente, consume esa cantidad de alcohol puro, como si se basara en datos ciertos que sustentaran la afirmación; esto induce a la divulgación de información básicamente falsa en los medios de comunicación.
  9. En cuanto a dependencia de sustancias, el Reporte indica que globalmente la dependencia alcohólicaes la más prevalente de las “sustancias de dependencia” [6]; se mencionan las otras sustancias con omisión del tabaco, sin ninguna explicación.
  10. Como resultado destacado se indica que “estimados globales sugieren” que “uno de cada cinco adultos reporta por lo menos una ocasión de consumo episódico intenso en el último mes”; se agrega la información sobre tabaco señalando que “se estimó que cerca de uno en siete adultos fumaron tabaco diariamente” y luego se destaca que “el uso de drogas ilícitas fue mucho menos común. Se afirma que “menos de una en 20 personas(sin precisar edad) usaron cannabis en el último año, y estimados mucho más bajos se observaron se estimaron para anfetaminas, opioides y cocaína”. Esta afirmación no se compagina con los presentados por otras fuentes sobre sustancias ilícitas; por ejemplo, en Estados Unidos, el Departamento de Salud señala que 11.5 millones de personas utilizan mal los opioides de prescripción, 2.1 millones tienen trastornos con el uso de opioides [7]y 116 personas mueren diariamente por sobredosis relacionadas con opioides. Minimizar la importancia del consumo de drogas ilícitas con el fin de resaltar el riesgo del consumo de bebidas alcohólicas es irresponsable y envía un peligroso mensaje que puede ser percibido como si fueran sustancias menos nocivas para la salud.

El incremento de la marihuana como “droga de iniciación” en menores está siendo reportada cada vez con más frecuencia; en Estados Unidos se publicó este mismo mes una importante investigación que encontró un incremento de 4.8% a 8.8% en el uso de marihuana como primera droga entre 2004 y 2014 en jóvenes entre 12 y 21 años y este consumo está relacionado con una mayor probabilidad de uso intensivo y de Trastornos con el Uso de Marihuana    [8].

  1. Este Reporte tiene importantes limitaciones metodológicas, varias de ellas reconocidas por los autores; entre las más relevantes está la falta de fuentes de datos válidos en todas las sustancias analizadas. África, el Caribe y América Latina, así como algunas regiones asiáticas, son señaladas como carentes de datos; sin embargo, el Reporte está redactado como si la información fuera universal y comparable.

Otra limitación importante es la baja comparabilidad de los datos diferenciales por sustancia dado que la información relativa a tabaco y alcohol tiene base más confiable basada en cifras de impuestos, ventas y registros de salud que no existe para las sustancias ilícitas.

  1. En conclusión, el Reporte en cuestión carece de la rigurosidad científica necesaria como para constituirse en fuente confiable para la toma de decisiones sobre políticas públicas, globales, regionales o nacionales.

Gerardo Tálamo, PhD

Mayo 19, 2018

[1]Amy Peacock et al.: Global statistics on alcohol, tobacco and illicit drug use; 2017 status report, Addiction,2018.

[2]El IHME es un centro de investigación independiente sobre salud poblacional que es parte de la Universidad de Washington, Estados Unidos.

[3]“…more than a quarter of a billion…” en el original en inglés.

[4]El indicador “Años de Vida Ajustados por Discapacidad” (Disability-Adjusted-Life-Year) es utilizado por la OMS para establecer la Carga Global de Enfermedad (Global Burden of Disease).

[5]“Un Estimado modelado puede interpretarse como el valor probable para un área ´crítica´ con esas características. Se usa para hacer estimaciones”. Fuente: Torrens University, Australia.

[6]Se refiere a sustancias psicotrópicas susceptibles de producir dependencia.

[7]Incluyendo dependencia.

[8]Brian J. Fairman et al.: When marijuana is used before cigarretes or alcohol: demographic predictos and associations with heavy use, cannabis use disorder, and other drug-related outcomes, Prevention Science, publicado en línea, mayo 17, 2018.